EDADISMO: discriminación por la edad: consecuencias de los estereotipos, del prejuicio y la discriminación en la atención a las personas mayores.
Introducción
El edadismo hace referencia al
mantenimiento de estereotipos o actitudes prejuiciosas hacia una persona
únicamente por el hecho de ser mayor (Butler, 1969; Palmore, 1990), aunque
también se habla de un edadismo positivo que, aunque menos común, se plantea
como no nocivo para la gente mayor (Palmore, 1999). Palmore (1990), autor que ha
escrito abundantemente sobre el edadismo, señala las características básicas de
los estereotipos que forman la base del edadismo. De acuerdo con este autor,
algunas de ellas son:
1. El estereotipo proporciona una
visión altamente exagerada de unas pocas características.
2. Algunos estereotipos son
inventados o no tienen base real, y se valoran como razonables debido a su relación
con algunas tendencias de comportamiento que tienen alguna parte de verdad.
3. En un estereotipo negativo, las
características positivas se omiten o no son suficientemente declaradas.
4. Los estereotipos no reflejan
las tendencias compartidas por la mayoría u otras características positivas
de las personas.
5. Los estereotipos no
proporcionan ninguna información sobre la causa de las tendencias que se
señalan.
6. Los estereotipos no facilitan
el cambio.
7. Los estereotipos no facilitan
la observación de la variabilidad interindividual, siendo esto especialmente importante
en el caso de las personas mayores, dadas las amplias diferencias entre unas y
otras personas mayores.
El edadismo ha sido señalado como
la tercera gran forma de discriminación de nuestra sociedad, tras el racismo y
el sexismo (Butler, 1980; Stall y otros, 2002). Este tipo de actitudes está
presente en la sociedad occidental actual (Palmore, 2001), probablemente incluso
en mayor medida que el sexismo y el racismo, aunque es mucho más difícil de
detectar (Levy y Manaji, 2002a), y pueden ser mantenidas incluso en mayor
medida por las propias personas mayores (González y otros, 1990), aunque hay
estudios que indican lo contrario (Molina, 2000). por lo tanto, son necesarios
esfuerzos tanto por parte de investigadores como de profesionales de los
servicios implicados en la atención a este colectivo para afrontar las
consecuencias que el mantenimiento de este tipo de actitudes plantea a las
personas mayores en particular, y la sociedad en su conjunto (de Mendonça y
otros, 2003).
Algunas asociaciones, como la Asociación Americana de Psicología (APA), ya han incluido como parte de su política de actuación la importancia de intervenir sobre las actitudes edadistas de los profesionales que las manifiestan (APA, 2003).
Algunas asociaciones, como la Asociación Americana de Psicología (APA), ya han incluido como parte de su política de actuación la importancia de intervenir sobre las actitudes edadistas de los profesionales que las manifiestan (APA, 2003).
La discriminación hacia las
personas mayores tiene tanto un componente cognitivo como un componente
conductual y otro emocional. Los sesgos edadistes favorecen una descripción de
las personas mayores basada fundamentalmente en rasgos negativos por lo que puede
fomentar la realización de prácticas profesionales discriminatorias (Montoro,
1998; Perdue y Gurtman, 1990). por tanto, toda acción dirigida a reducir su
impacto se deben considerar estos tres componentes si se pretende ser eficaz.
En la siguiente tabla, en la
columna de la izquierda, se señalan algunos de los estereotipos más
habitualmente destacados en la literatura, señalándose en la columna de la
derecha los hechos reales que ocurren en la vejez.
Algunos mitos y realidades sobre la vejez (APA (1998).
Mito: La gente mayor ...
|
Realidad
|
Son todas muy parecidas |
Son un grupo de población muy diverso (muchas diferencias
interindividuales)
|
Están socialmente aisladas |
La mayoría de las personas mayores
mantienen un contacto cercano con
familiares
|
Están enfermos, son frágiles y
dependen de otras personas
|
La mayoría viven de forma independiente.
|
La mayoría tienen algún grado de
deterioro cognitivo
|
En general, si hay algún declive en
habilidades intelectuales, no es
suficientemente severo como para
causar problemas en el día a día
|
Están deprimidos |
Las personas mayores que viven en la
comunidad tienen menores porcentajes
de depresión diagnosticable, que otros
grupos de edad
|
Se vuelven difíciles de tratar y son, con
el paso de los años, más rígidas
|
La personalidad se mantiene
relativamente consistente a lo largo del
ciclo vital
|
Raramente se enfrentan a los declives
inevitables asociados con el
envejecimiento
|
La mayoría de las personas mayores se ajustan con éxito los retos
vitales
|
La realidad es que, a pesar de lo ampliamente difundidas que están estas afirmaciones, éstas no se ven confirmadas por la investigación. En el mismo sentido, de forma contraria a la idea muy extendida (riesgo percibido asociado a su edad avanzada ) a la no realización de intervenciones quirúrgicas en personas mayores, un estudio realizado por la Fundación Mayo en el que se comparó a personas mayores de 100 años, que fueron sometidas a algún tipo de operación, con personas de igual género y edad, señala que no está justificado el no realizar intervenciones quirúrgicas a personas mayores de 100 años (Warner, Saletel, Schroeder, Warner, Offord y Gray, 1998).
Fernández-Ballesteros y otros (1992) señalan que algo parecido ocurre cuando se habla de la relación entre la vida laboral y ser mayor. Debido a la extendida creencia de que la "típica" persona mayor está limitada debido a problemas físicos o mentales, una gran parte de la población concluye que las personas mayores no están en una disposición adecuada para trabajar y que aquellos que lo hacen, lo hacen de una manera poco productiva (Palmos, 1999). Sin embargo, algunos estudios realizados con personas mayores trabajadoras han demostrado que realizan su tarea tan bien o mejor que otros grupos de edad en la mayoría de las medidas de ejecución de las tareas (Rix, 1995).
¿Cuáles son las consecuencias del edadismo?
Las personas mayores tienden a
adoptar la imagen negativa dominante en la sociedad y a comportarse de acuerdo
con esta imagen, que define lo que una persona mayor "debe" o "no debe" hacer. La
infraestimación de las capacidades físicas y mentales de las personas mayores puede
favorecer una prematura pérdida de independencia, una mayor discapacidad,
mayores índices de depresión y una mortalidad anticipada a personas que, en
otras condiciones, mantendrían una vida productiva, satisfactoria y saludable.
El principio que describe esta situación ha sido llamado "la profecía que
se autocumple", habiendo sido apoyado empíricamente por estudios
realizados con cuidadores informales de personas dependientes (Montorio, Izal,
Sánchez y Losada, 2002), y actualmente es considerado como uno de los
principales mecanismos a través de los que se produce el exceso de incapacidad.
Una de las consecuencias fundamentales del mantenimiento de actitudes edadistas
hace referencia a la utilización de pautas terapéuticas distintas en función
del grupo de edad al que se pertenezca, aunque no justificadas tales
acercamientos diferenciales. Así, por ejemplo, se ha encontrado que se recetan
menos, a la gente mayor, determinados tipos de medicamentos para problemas
cardiovasculares, incluso existiendo una mayor prevalencia e incidencia de
trastornos cardiovasculares (Krumholz y otros, 1997; Rathore y otros, 2000),
del mismo modo que se encuentran diferencias no justificadas en el
procedimiento de intervención en tumores (Du y otros, 2003; Mahoney y otros, 2000;
Peake y otros, 2003).
En cuanto a la salud mental, el
mantenimiento de actitudes edadistes contribuye en gran medida a la limitada
atención que se le proporciona a las personas mayores con problemas
psicológicos. La creencia de que la depresión y la tristeza son parte normal del
envejecimiento puede dificultar o imposibilitar que la persona reciba un
diagnóstico de depresión y que se beneficie, por tanto, de una intervención.
Finalmente, las actitudes edadistes pueden influir más en la forma en que se
trata a las personas mayores en las instituciones tanto públicas o privadas,
responsables de la atención a este colectivo. Así, por ejemplo, si se examinan
las pautas de comunicación que se utilizan en algunas residencias o centros
para mayores se observa que fracasan a la hora de favorecer las necesidades de
afiliación y apoyo social de los usuarios (Grado, Chandler y Saunders, 1995),
siendo muy común la utilización de la llamada "habla patrón" o
"hablar como a los niños" (baby talk) por parte de los profesionales (Ryan y otros,
1995). Hablar a las personas mayores como a niños o tratar de una manera
paternalista puede, además de afectar negativamente a los procesos de
evaluación y de intervención (Kimberling, Zeiss y Zeiss, 2000), favorecer de
una manera evidentemente inconsciente el refuerzo de comportamientos o
actitudes dependientes y fomentar el aislamiento y / o la depresión en las
personas, contribuyendo a la común espiral de declive en el estado físico,
cognitivo y funcional de las personas mayores que viven en algunas residencias
(Ryan y otros, 1986).
Para reducir el edadismo se
producirán cambios en los sistemas que lo perpetúan, como los medios de
comunicación, la cultura popular, instituciones, gobierno, etc. Para ello,
resulta necesario realizar políticas de intervención que incluyan el diseño,
implementación y evaluación de programas dirigidos a reducir el impacto de las
ideas y actitudes edadistas insertadas en la sociedad. Ademas hay que aumentar
la formación y la educación de los profesionales (médicos, enfermeros, farmacéuticos,
psicólogos, trabajadores sociales, etc.) que atienden en el presente o que
atenderán en el futuro a la gente mayor.
Conclusión
Las actitudes están presentes en
buena medida en la sociedad, sin que ello signifique que haya responsables de
esta situación. Es un fenómeno cultural con un importante componente socio
histórico ampliamente establecido en las sociedades occidentales. Se ha
pretendido reflejar la existencia de una forma de prejuicio o discriminación,
que surge a partir de influencias culturales y que forma parte del sistema de
creencias tanto de los profesionales como de las personas mayores y sus familias.
Resumen del artículo: LOSADA
BALTAR, Andrés (2004).”Edadismo: consecuencias de los estereotipos, del
prejuicio y la discriminación en la atención a las personas mayores. Algunas
pautas para la intervención”. Madrid, Portal Mayores, Informes Portal
Mayores, nº 14. [Fecha de publicación: 28/02/2004].